domingo, 8 de febrero de 2009

Mate Pastor. Horacio Salas.

1971. Ediciones de la Flor.

Su publicación provocó adhesiones y rechazos por ser considerado excesivamente vanguardista.





MATE PASTOR





BLANCAS NEGRAS


1 - P4R P3AR
2 - P3D P4CR
3 - D5T (Mate)








Existe entre las casi infinitas combinaciones del ajedrez, una, denominada mate pastor, por la cual es posible vencer al contrincante en el tercer movimiento.
Naturalmente, solo pueden ser derrotados mediante esta rareza estadística los novatos que carecen de los mas obvios rudimentos defensivos, quienes —en la práctica— pierden la partida antes de haberla iniciado.







Blanca Nieves y los siete enanos
copas verdes para el vino que sólo se ponían los domingos
sombreritos con plumas y Hitler saludando a sus hombres en Varsovia
Los grandes titulares y algún tango de Fresedo
Enormes aparatos para escuchar noticias los fantasmas lejanos
envejeciendo en ciudades extrañas muriendo inútilmente
Confiterías donde el nombre de Roberto Ortiz
se acumulaba sobre los primeros colores de noviembre
Algún cumpleaños con naranjada ácida y amarga
como las voces roncas que volvían desde los discos
repitiendo melosas tonterías mientras del otro lado del río
el fuego sepultaba al Graf Spee
Lloraba como la cosa mas natural del mundo
y no me conformaba con otra voz que la suya
pero apenas si podía reconocer a un perro relleno de aserrín
Todavía Gardel era un recuerdo y casi nadie había muerto Te acordás
Dios quedaba a pocas cuadras en el silencio del domingo a las once
en el Padre Nuestro de todas las noches
en el rosario colgado de la cama que a veces molestaba con su ruido
Dios era un barbudo buen mozo que sostenía un chico entre los brazos
y una espiga entre chinches para pedirle todos los sietes de agosto
que no falte trabajo y vivamos felices
Después vinieron las tapas de Billiken pegadas en la puerta
los tanques los camiones la caballería
el fuego continuo de los boletines
Chang el detective el perro Bob y Peter Fox
las banderas mas fáciles la de Japón con un círculo rojo
la de España Alemania con la cruz
las de Francia Inglaterra México y Perú
Paraguay y Polonia Brasil es mas difícil
y la de Chile tiene una estrella igual que la de Cuba
Los pliegues de las sabanas eran cavernas y trincheras
por donde podían avanzar los dedos enemigos
y los pobres soldados alemanes
contentos de haber caído prisioneros de Petain
pero ahora Petain era un viejo con bigotes igual a Gumersindo
el ridículo abuelo que cada noche llegaba debajo
de la nariz esférica de Bómbolo y de todas las cosas que ignoraba
y creo ignoraré siempre
El tango Uno se enrulaba en la picazón de mi piel
y mi madre me alzaba igual que antes
y el agua tenia un perfume especial
hecho en las antesalas silenciosas y oscuras de los médicos
donde siempre había horribles marinas verdiblancas
un paragüero exótico y alguna revista para olvidar el miedo
El pobre Vigil era un señor de anteojos que
inventaba historias de leones enfermos y monos relojeros de botones
perdidos
y familias de pájaros
La hormiguita viajera que dio aquel mal paso
y casi termina como en un tango
sentada triste y solita en un rincón del Pigall.
La noche trajo colectivos volcados incendios de tranvías y un rostro
bajo una gorra tiesa como en los disfraces de Casa Lamota
y yo escribía MAMA PAPA HORACITO con letras de imprenta sobre un índice azul
con un retrato dibujado por el lápiz absurdo de mi padre
El diccionario se abría solo algunas páginas después de la letra B
y en todas las revistas un hombre solemne anunciaba consejos
para comportarse en público
Nunca sabré muy bien qué había detrás de los roperos
nunca podré leer los diarios donde aprendí las letras que el tiempo
destrozó como los caracoles en las playas
Estoy solo en un cuartito oscuro junto al temor de un tigre
que puede en un momento devorarme
Me han quitado la luz y tengo miedo
Con una simple mano de pintura han borrado mi paso por la casa
donde un plato de lacre espera sobre una llama quieta en un florero
frente a un elefante de cristal y una sirena
El cine Real Los Tres Chiflados a veces los bigotes de Carlitos
Algún helado el tranvía 31 el túnel del terror el tragafuegos
los espejos que estiran mis rodillas
la rueda interminable los anzuelos
las botellas para probar la suerte y arriba junto al looping
y las mallas floreadas las Tres Marías la luna y los planetas
que son como linternas
Mi padre escribe la historia del primer día de clase
en un cuaderno que ya nadie recuerda
El olor de los lápices la tinta los pupitres
la campana y la palabra huevo para escribir la hache.
Los que lo son los que lo fueron antes
Febo asoma y las catorce estrellas
La voz de Fioravanti como un eco
el color de las plantas del Botánico
el camino de piedras para enterrar el mágico cofre del pirata
y los peces rojizos que huyen como moscas
y los yuyos exóticos de nombres ilegibles
donde brotan los ojos acuosos de mi abuela
sus temores de ciega
mi silencio dibujado en carteles enormes
la pluma de Red Ryder la imagen de Fúlmine nombrándolo a Perón
Perón con su sonrisa enroscándose en las fuentes de la plaza
sobre una radio de baquelita blanca
y mis cuadernos estrenados de tinta y gracias a la vaca que nos da la leche
y el rostro de mi padre detrás de algún ministro
pero los hombres no son de plomo despintado
muñecos que solamente apuntan o desfilan
los hombres están sucios de horror de muerte de cansancio
no están esperando las últimas palabras de un patriota
ni van a la batalla como a un cuadro de Blanes
no son el Ratón Mickey contra Pata de Palo
sino unos pobres tipos agujereados de balas
tirados como basura en medio de la calle
mientras las escupidas chorrean por la cara maciza del Gran Duce
colgado como una res despellejada igual que un lechón muerto
y yo no entendía nada
los noticiosos se cuidaban de mostrar a Treblinka
los ojos de los niños no tiene que ser cierto
las mujeres desnudas y con frío yo sé que no es posible
los piojos sobre el alma la destrucción total
el vagón entreabierto y unos ojos que pudieron ser tuyos
y el silencio penetra como un bicho viscoso
y una estrella amarilla y mugrienta
para alumbrar la senda del horror
del fuego del veneno
las montañas de dientes de anteojos de pestañas
las orbitas vacías pudiste estar allí que hubieras hecho
las manos descarnadas en pilas sobre un furgón de huesos y cal viva
Y al día siguiente aprendí a sumar cuatro más siete.




Atrás de la trinchera los sueños se mezclan con vasos irrompibles
que a veces estallan en el patio
Y la voz de Charol se confunde con la Virgen de Luján
y algún sapo de yeso perdido entre juguetes
La vieja peluquería con hombres sin apuro
y la tapa de El Gráfico tirada en una silla
y una antigua bacía colgando de la puerta
La Recoleta como un paseo florido
con olor a calas y alhelíes hombres de mármol
maderas relucientes y floreros llenos de agua verdosa y polen
hojas despedazadas abajo están los muertos sosteniendo las cruces
Aquí yace la esposa y amiga del General San Martín
La virgen sin nariz el salvavidas blanco
la estatua de Ricchieri un granadero frío y un soldado
Un vitró de colores cubre a un viejo simpático y mañero
que murió el mismo día que en Sarajevo un hombre cambió la edad del tiempo
y se perdió otras muertes
Y al fin ¿qué es la vida?
Un mantel a cuadros rojos un vaso de cerveza
un sueño y algún cuento
La cara de Belgrano Tucho Méndez la estación de servicio al lado de los pájaros
y mañana barriendo los volantes las listas las boletas
los carteles que trepan las paredes clavándose en la calle
entre números y grandes titulares
y vos caminando treinta cuadras para comprar un libro de figuras
Los muertos están muertos
pero el tigre flota sobre los lavatorios
se aparece en el vino detrás de los sillones
juega con los soldados pero nadie lo ha visto
el tigre el infinito
el miedo que se instala en cada Padre Nuestro
y destruye frazadas y me peina los últimos colores
que mañana es fiesta y pasado también
para saltar sin tocar las rayas
y trepar los umbrales siempre con el pie izquierdo
y volver a levantarse para cumplir el rito
la sorpresa del mar como tres paralelas de espuma
y no saber que todo se repite y no poder decirle aprovechá esta tarde
esta mañana abrí los ojos para mirar el cielo
llenate los bolsillos con las piedras que no hay nada que hacer
y el tango en veinte años será el mismo
pero no quedará una pizca de tus pobres recuerdos
la mano sobre un cuerpo de mujer
que se atreve a decirte que te quiere aunque todo sea inútil
la piel quemando las palabras y no me digas nada porque todo está lejos
la vida se te escapa se me escapa
nos corre una carrera a varias vueltas
y en medio de tu pelo el brillo de tus ojos el calor de tus muslos
tus pasos en mi sombra volviendo a despertarme cada noche
como hace muchos años f rente a una jaula con pumas y leones
y acaso algún camello desprolijo para hacernos pensar en Gary Cooper
con su uniforme sucio o en los muertos de hambre
pero yo soy el héroe
aquí no pasa nadie aunque el sueño taladre los recuerdos mellándoles el filo
como un cuchillo olvidado en el agua
Muy solo sin amigos al lado de Cabral soldado heroico cubriéndose de gloria
Ay patria mía y se necesitaba tanta agua y sin embargo nada
ningún libro supo enseñarme el temblor de tu cuerpo entre mis brazos
ni el dolor de estar solo en una madrugada
la angustia de olvidar lentamente los objetos queridos los nombres familiares
las últimas sonrisas
Los muertos de todas las batallas no fueron capaces de mostrarme
el color de la muerte en una casa cualquiera dePalermo
la muerte así nomás cayendo sobre las cicatrices de las mesas
entre puchos teñidos de café, y un paisaje de tubos de colores
Mi general que grande sos
Y en la vida hay amores que nunca pueden olvidarse
Pero úselo que le regala tiempo
tiempo entre tus piernas
arriba de tus muslos mojarnos saltando y regresando
invadir tu cuerpo como si buscara la clave de mi nombre
Acierte y gane gratis
Morderte entre los ojos robarte el aire de los brazos
Un hombre de impacto por hoy solamente
Entretenga su apetito
Y tu boca entreabierta
y mi sangre apretada en las cuevas donde amanece el día para inundarte
Mi General cuanto valés
Eran tan poco treinta en un cuaderno
solo tres veces diez o dos por quince trece más diecisiete
diecinueve más once ocho mas veintidós el amor contra el aire
tres hijos en seis años dos lustros de memoria
una muerte infinita rodeándome las manos
y las cosas perdidas en las sombras del sueño
Eran tan poco treinta y sin embargo
hombres con cajas de papeles custodiaban los lacres de la noche
arrastraban sin saberlo una oculta ruleta
una fecha en la historia y los desfiles
Frank Sinatra y Bing Crosby que podría ser mi abuelo
disfrazado de misionero en China
y una voz sin matices que rebota pastosa entre los muebles
como en las tristes tardes del domingo a la vuelta del cine
y mañana el colegio otra vez sólo porque Buenos Aires
tiene perfil de perro
Al sur está el Riachuelo nadando en el petróleo
en el color apócrifo de las casas de zinc y conventillo
en cortinas bordadas con cálices y helechos
sobre vidrios opacos de tardes y de lluvias
porque Crush es la frescura y en realidad es cierto
Todo va mejor con Coca Cola y las antenas de televisión
sobre los lateríos por donde asoman algunos ojos negros
y un afiche de Blow Up y una tiza escribiendo Perón Vuelve ¿sabés?
y en el fondo inmortal de la historia una pila de hombres
muriendo sin que nadie supiera sus oscuros nombres
de lanzas y cuchillos de caballos que nada tienen que ver con la novena y última
y no corrieron
porque hubo muchos que no corrieron nunca
que no correrán más ninguna carrera
y ya nadie los espera en las sombras ni en las madrugadas
por donde vuelven estudiantes con los ojos cargados de actemín
y unos cuantos libros bajo el brazo
y las luces del centro y más allá los trenes recién desinfectados
algún diario olvidado en un asiento
y los baldes y las botas de goma espantando los gatos las ratas los mendigos.






Mis ojos andan por los baldíos como un perro perdido
la noche cava a dentelladas las costumbres del sueño
y por Viamonte sube el olor de las coperas de la sombra
putas de la madrugada
Retiro está fuera de foco la Plaza San Martín salió movida
y la Torre de los Ingleses se hace la ilusión de estar en Londres
cubierta de neblina y una tenue garúa de primavera
El pobre general verdoso y chorreado de palomas
se entrevera en los planes de un aborto aconseja un suicidio
se burla de las coronas que los embajadores
le dejan puntualmente como si fueran los lecheros de la historia
y señala insistente una ventana
La ciudad se deforma frente al Cavanagh
se miente una leyenda absurda se transforma en un tango
sin embargo Buenos Aires todos quieren dejarte
Buenos Aires loma del diablo, Buenos Aires patria del mundo,
Buenos Aires ancha y larga y grande
Si estas lejos mejor hay que amarte
porque cuando yo te vuelva a ver
no habrá mas penas ni olvido
Y en esa ciudad como en los sueños
hubo una casa donde cabían todos los fantasmas
los rostros del ceibal las flores desparramadas sobre el patio
una vieja veleta acribillada la música nacida de tus brazos
y tus ojos escondidos en cualquier vaso de whisky
en medio de columnas dóricas plagio del Partenón panteón de sueños
donde un enorme muñeco de cemento se cubre con una púdica hoja de parra
llamando a los oscuros dueños del olvido
a las cursilerías de un bolero de Agustín Lara
a una número cinco cosida con un tiento
mientras todos los Boyé de la tarde
llenaban los celos de mis siete años entibiados por la misma estufa
que calentó las barbas de mi abuelo
y de todos los que creyeron en la patria la bandera el escudo
el caballo blanco las indómitas huestes y el águila guerrera
que audaaaz se eleeeva en vueeelo triunfaaal.



Un hombre con un turbante azul y una tenaza
se inclina sobre grandes calderos para buscar la clave de la vida
la piedra interminable los gusanos capaces de acunar a Salomón
El rey Midas armado con un rifle de dos caños salta para ayudar a Ulises
sordo a las sirenas del Once que entonan por lo bajo
Malena canta el tango como ninguna
Malena tiene penas de bandoneón
Las figuritas Patria y el olor del azufre inventando proyectos
fabricando el futuro
Perón Perón que grande sos
Mi General cuanto valés
Perón Perón gran conductor
Sos el primer trabajador el dueño de todas las carreras
el sonriente cultor de las dedicatorias
el desafío de las casamatas los fusiles
la honda la tacuara el sable corvo
la amistad germinada por la alegría del sexo en una tarde ardiente
tapizada por las ballenas del delirio de amar a cien mujeres de una vez
y poseer los cuerpos de todas las revistas
con el pelo humedecido sobre el pasto


¿Entonces dónde estabas entre qué gentes diciendo qué palabras?
En esa hora en que los muertos del atardecer
entregan su deforme sexo a las manos de los adolescentes
yo escribía. doblando mi calor en las paredes del salitre
la historia de Carlos Martel que detuvo a los árabes en Poitiers en el 732
o una simple ecuación de primer grado a +b = c, x+y = z
la formula del ácido sulfúrico las costas de Noruega
y todo era mentira
en las cavernas de la ciudad donde los mendigos doblegan sus ojos inyectados
en sórdidos rincones
en camastros con piojos
en cobijas hediondas de semen repetido
perdura la nostalgia de otras biografías
el andar de algún guapo detrás del Maldonado
un rumor de nostalgias
un sauzal acallando las notas escapadas de un quilombo lejano
Buenos Aires Gardel y compañía apiñados sobre los colectivos
en las orugas de las seis de la tarde
en el olor grisáceo del cansancio
Ahi está Buenos Aires esta la vida
una vida que empieza cuando parece que todo ha sido dicho
y las lianas del amanecer estrujan los últimos recuerdos
y la piel se desintegra en explosiones sordas en las profundidades de un mar gelatinoso donde crecen mis ojos y los deslumbrados ojos del os pájaros
los cuervos cegadores que habitan galerías inundadas
allí donde pese a los rigores del verano
a través de naufragios incesantes comienza la memoria.



Una cálida noche de diciembre cerca de fin de año estoy seguro
mirando los techos rojos de los conventillos de Once
todas las cosas inútiles que abandonan las casas sobre las azoteas
sobre el brillo de algún malvón caído en una lata anduvieron sus ojos
su sonrisa el cascarón oscuro de su pelo
Las noticias de la tarde habían quedado en una silla
correo de los temores anticipo del miedo y la oscuridad tapiada en las ventanas
También era la pobreza la felicidad de tener un rincón
donde poder amarse a rienda suelta
la fresca inseguridad de las noches de verano
donde la cursilería de la luna rebotaba en las persianas de madera
Arriba muy cerquita estaba el cielo un cielo irrepetible un simple cielo
Las palabras llegaban al oído como un duende amarillo
cosquilleando en la nuca saltando como en un trampolín de los dedos al pecho
Las palabras las ingenuas palabras eran las mismas las de siempre
las que venían desde el ruido a papel arrugado que imitaban los árboles
y chocaban sobre el enorme espejo donde los cuerpos se bosquejaban
como en los colores desteñidos de los blocks de dibujo
Después fue la violencia los abrazos la rueda de algún carro bailoteando en las piedras
los besos infinitos el fuego incontenible el dolor la ternura
y el cansancio de haber rodeado al mundo en un segundo
Las noticias del diario repetían que esa mañana un hombre
había quedado hecho pedazos sobre las vfas de la estación Retiro
Yo andaba dando vueltas por el aire
para cubrir su puesto me decidí a nacer nueve meses mas tarde.



Giro agito mi pequeña cabeza hecha de esponjas
me acurruco en los huecos del silencio
y atravieso la arena del petróleo
y trepo poco a poco por la vejez del agua que cuenta y registra los latidos
en la orilla los focos invadidos de insectos labran una luz pálida y rojiza
dibujo crecientes mutaciones y el sigiloso remolino de las últimas tormentas tropicales Ahora tengo un nombre y una mano en la frente
me esperan muchas noches de insomnio
los grises crepúsculos del miedo
las altas sombras de la madrugada
los besos estirados los latidos del sexo
los ritos invariables
las invisibles sorpresas de la muerte.
Pero tu no has visto nada en Hiroshima
Cien mil grados de horror en la mañana
los primeros saludos con los ojos de sueño
las letras apenas pronunciadas en la estación mas cálida
apurá el desayuno papá está muy lejos ha muerto en Okinawa
cien mil grados de horror sobre la frente de una caricatura que sonríe
cien mil grados de horror arrojando muñecas por el aire
calcinando los dientes de los niños
las pequeñas preguntas
los huesos coagulados como sombras
con un simple botón a seis mil metros
un simple botón como el que cada noche prende la luz para mirar tus ojos
tus pestañas desnudas tus piernas entreabiertas
Aquella cuya pierna es juvenil, el torso sin defecto
Que siempre se estire de costado sobre el lecho.
Cien mil grados en medio de la calle
Castrando rotativas igual que cien mil bombas
La paz al fin de cuentas la venganza
La noche para siempre Volveremos
Cien mil grados de horror para la muerte
La paz por fin la paz al fin de cuentas
Mi madre es muy buena
Mi madre me quiere
Mi madre me cuida
Yo adoro a mi madre querida
Yo adoro a mi padre también
Ninguno me quiere en la vida
Como ellos me saben querer
Hay una mujer que tiene algo de Dios
Y está perdida en Hiroshima recogiendo cenizas
El viento de sus hijos la destrucción del mundo
La paz al fin de cuentas
Dios Nuestro Señor es el ser infinitamente perfecto
Y eran todos malos Papá
los jardines los ojos almendrados los cerezos
las noches desveladas las sonrisas los muertos
Un simple botón a seis mil metros
Si eres linda de cara acuéstate de espaldas
Sencillamente mientras Charles Aznavour susurra Venecia sin ti.


Mecánicamente los colectivos se detienen ante la roja luz de los semáforos
los rostros se degradan por el cansancio del día
algún negocio prepara sus vidrieras
acomodando números sobre piezas de género
y como siempre el dibujo de unos muslos cercanos a la perfección
establece un extraño contacto a ras de las pupilas
Un hombre narra otra vez minucioso la ardua
técnica de un asesinato prolijamente meditado
Treinta voces repiten como Edipo
Mamá me ama
Una pareja se aleja tomada de la mano
de hoteles con vista al cementerio
frente a los maricones ángeles de las bóvedas
Y un disco acaso un cigarrillo una paciente pipa
los vaivenes de un trámite burocrático
la sonrisa de un niño
podrán desplazar por un instante la atención
Sin embargo para los padres cuyo hijo se estrelló hace días
o cayó desde el alto balcón de un sexto piso
lo que ocurre en el mundo seguramente carece de importancia
Hasta es posible —de acuerdo a la estadística—
que mucha gente muera al mismo tiempo
Quienes en un pantano calcinado
tratan de esconder su cuerpo entre las sanguijuelas
que se prenden al cuello no podrán detenerse en su juego macabro
Sin embargo en este mismo instante
mientras en un café de Almagro un viejo se enardece por un tanto por ciento
un hombre
—casi perdido—
levanta una mínima piedra de la luna.


Cada tarde en esa hora propicia al asesinato y al amor subrepticio
la ciudad despereza las primeras planas de los diarios
entre rumores tejidos por el resentimiento y la culpa
Las letras negras sirven como pasaporte del abismo
nefasto telegrama de una catástrofe
testimonio de la miseria y la degradación
Una foto lánguidamente colocada al pie de página
puede entonces (el hecho se repite como el tableteo de una computadora)
lograr que alguien evoque un rostro
o acaso por vanidad sea feliz
La misma hoja estrujada en la penumbra de una celda amarilla
cae sobre el lector como el filo de una guillotina
Doblado ajado ya envejecido
el papel puede servir para otros usos (tal vez más nobles en el fondo)
que para narrar los detalles de una violación a una niña de cuatro años
En el extremo de la máquina los dedos de un hombre
acostumbrado a la humillación y la mentira
han tratado que el suceso —cotidiano—
se convierta en un medio de vida
Alguien se encargó de arrojar los últimos vestigios de ternura
(o de horror) detrás del cuerpo alucinante de una corista
que sonríe profesionalmente doblando la rodilla a la altura del cuello
Nada dijo — claro— de su soledad.

Y la máquina tabletea signos —acaso incoherentes—
sin saber que toda la memoria está inscripta
en las grutas de un pasado remoto
donde se mezclan inclementes como los sueños
infinidad de tardes que ya no podré descifrar
paisajes irrecuperables casas derruídas
leyendas que sólo pueden conocer los muertos
En las mínimas líneas de mis manos están escritos
—dicen— todos mis días
Sin embargo nadie podrá leer el brillo de tus ojos
junto al paredón de la Recoleta
ni tampoco nadie podrá recoger aquella última sonrisa
Acaso habrán de descifrar los signos evocarán cada una de mis enfermedades
los dolores que una tarde de invierno
me acribillaron la nuca pero nadie podrá sentir cómo crecen
flores oscuras detrás de la cabeza
como la noche se transforma en un molusco dentro de los párpados
los traductores investigaran el iris de mis ojos
copiaran la fecha de mi nacimiento pero ignorarán
—seguramente—
las crueles pesadillas que atraviesan mis días
el sabor de tus labios
el indescriptible color de tu piel cuando el otoño desgaja
los últimos rastros del verano en las calles.


Del borde de las hojas a tus ojos
detrás de interminables calles derrumbadas de pasos
sobre el confín de las primeras sombras en el canto de los libros
a lo largo de un idioma secreto escondida en la historia de las casas antiguas
su cuerpo se desenroscó de mí como de un largo carretel
Una y otra vez había hundido en ella mis pájaros sombríos
mis recuerdos los sueños que sólo yo podré estirar de cara a la nostalgia
como las monedas desgastadas por el tiempo
Pero de pronto las cancerosas células del lugar común
comenzaron a corroer el significado del agua
la luz de un fósforo como un latigazo sobre el rostro
y volvieron a alzarse las puertas del olvido
la confusión de los aniversarios superpuestos
el cansancio apresurado del orgasmo
Las arañas de la ciudad recorrían angostos cafetines
la música desmayada sobre el silencio de los bancos cerrados
los pasos agónicos de los primeros perros de la madrugada
Cuando los camiones del alba desperezan los juegos infantiles
se amontonan los sorteos del Martín Pescador frutilla o durazno detrás de mí
San Remo Pau Marsella Perpignan y Monza
Las piernas de un bombero guiando los delirios de un estadio
y las primeras palabras de amor
Las mujeres los niños tienen el mismo tesoro en los ojos
Los hombres lo defienden como pueden
Me gustas cuando callas porque estás como ausente
La mancha venenosa la escondida y mis manos creciendo entre tus piernas
el cuarto oscuro para poder besarte impunemente
la esquinita tirándome detrás de tus orejas
la nueva historia las infames batallas
Errol Flynn vendido como esclavo en el Caribe
transformándose de nuevo con mi rostro
y yo solo olvidado en una isla desierta como Robinson
En los oscuros sótanos de la calle Sarmiento
una tenaza sobre los testículos debajo de las uñas
en el temblor de no poder hablar sobre una mesa
y los golpes debajo del estómago que enceguecen la frente
un aguijón enorme las risas apagadas
las toallas trazan un mapa de sangre sobre el pecho
el perfume de una mujer en las mejillas
una foto y un goipe un grito y una mano
y Waldir Azevedo repitiendo su ruido interminable
el borde de la muerte las ganas de caer entre los lavatorios
escapar con el agua
las brasas en los brazos
los pelos dibujando las costas de Kamchatka en los jabones
ensayar la sonrisa enfrente del espejo
largalo que se muere afloja que esta listo
se muere se muere se te muere
y Doris Day sonrie para siempre.


(Una lluviosa madrugada de julio y un ascensor de luz intermitente
Una frase de Borges su ausencia me rodea como cuerda que abarca una garganta
Un tango de Cobián en el fondo de algún vaso de whisky
Hoy vas a entrar en mi pasado
En el pasado de mi vida
Qué grande ha sido nuestro amor
Y sin embargo ay mirá lo que quedó
Cascos azules y gases sobre los ventanales
Un hombre una mujer que aúllan de dolor y sin embargo callan
Las piedras de Palermo descubriendo las sombras y el silencio
Alguna piadosa mentira ya olvidada
Unas cuantas fotografías en las que apenas nos reconocemos
junto al mar en el campo en pasados cumpleaños
sonrientes porque tal vez fuimos felices
Las imágenes que conservo —nadie sabe hasta cuándo— en la memoria
El frío del otoño francés caminar por un cuadro de Utrillo
Como están los que se mueren los que sufren los que quieren
Sin comprender por qué razón te quiero
Ni qué castigo de Dios me condenó al horror
Una estéril charla sobre la metáfora Macedonio Fernández o Discépolo
La angustia y la impotencia que cubren mis insomnios
Tres horas en la morgue junto a un muerto querido
Tu voz empecinada en perseguirme
Aquella mano tímidamente aferrada en un cine
Un conventillo de la calle Aráoz
con dos patios de tierra y una verja con lanzas
Una pila de libros alguno habrá que no leeremos nunca
Teorías sobre la suerte
Trifón Namur Rinkel y Blondie
También Marilyn Monroe
Mis dientes clavándose en tu cuello en tu espalda
El oscuro temor que siempre me produce AdiosNonino
El cansancio de un ómnibus detenido en la ruta
Una tarde iejana en las escalinatas de la Catedral
Los cazas en picada la plaza las bombas Buenos Aires
Les hablo de mi puesto de comando
Les pido que voten la lista que encabeza
Sentir Cancha Rayada por la sangre
Los hombres que cayeron baleados por la espalda
a la luz de los focos tiñendo la basura
La Penitenciaría estremecida otra vez por las descargas
Se le vio caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frio,
aun con estrellas de la madrugada.
Varios años tratando de explicarme de encontrarme de ver
de conocerme en medio de un espejo de neblina
La voz de León Felipe las palabras perdidas para siempre
Esa tristeza que pocos me conocen
La sensación de estar rindiendo examen cada tarde
Un viejo cementerio abandonado y el color del Pacífico
Siete gatos fantasmas
El cafe los amigos
El canto de los pájaros cuando comienza el día
La esquina de Guido y Pueyrredón
El viento que arrasa Mar del Sur
Las grandes olas deformando las piedras
Los relojes que signaron mi infancia
Un hombre destrozado que escapa por las bocas de tormenta
La cárcel de un amigo
La rendición de Breda Carlos Quinto los dibujos del Bosco Las Meninas
La rue du Chat qui pêche oculta junto al Sena
El humo de los tangos en la noche en San Telmo
La voz de una mujer que conocí en un sueño
Los tenaces espectros que me abruman
La sonrisa de un niño con mis ojos
Esa mujer sin nombre en un sórdido cuartucho de Corrientes
El alba de una playa en Isla Negra
Un mendigo raquítico bajo el sol de Río Hondo
La cara tumefacta de un boxeador vencido agonizante
También las infaltables discusiones dialécticas
los pasos que trajeron la muerte de mi madre
Esa perfecta forma que supo Dios desde el principio
Los nombres y los hombres que aborrezco
Una muchacha que no podré tener entre mis brazos
Saber que La gente es brutal y odia siempre al que sueña estar seguro
La colección de pipas mis recortes
Ese rostro implacable que choca conmigo en todas partes
Los primeros dibujos de mis hijos
Nuestra primera casa al lado de una iglesia
Las cosas que algún día se rompieron inexplicablemente
no fueron las muchachas
de uña dura
y pasos de planeta:
no fue nada ni nadie,
no fue el viento,
Tus lagrimas
Mis lagrimas
Sus lagrimas
La carta de un amigo que me cuenta que en su patio del Chaco crecen los filodendros
Tu voz a través de los teléfonos
Esa mujer que se negó a quererme
Los ecos de la calle Reconquista a medianoche
Las hojas arrojadas al canasto
Saber que el tiempo me va cortando el tiempo
y ya no tengo tiempo de nostalgias
porque no somos nada
y finalmente es cierto.
El mañana es un grupo
Tras cartón está la muerte)


Mirá Ginsberg sos un falso estás exagerando siempre el mismo extremista
Yo he visto a las mejores mentes de mi generación destruidas
por mantener puestitos miserables
no por zambullirse en la violencia de la sangre
o en los oscuros laberintos de los sueños
Los he visto permanecer frente a los timbres de un horario
lustrando portafolios con el brazo
con los dedos mochos sobre las remington
escribiendo facturas sonriendo puntualmente inventando una crónica
No fueron los paraísos de las drogas no fue el pobre De Quincey el culpable
nada tuvo que ver el general Mac Arthur ni el vino ni la coca
la derrota en Seul la huída tras los puentes incendiados
ni la calva de Ike en los afiches
Ni Broadway ni la Quinta Avenida ni Harlem
Chicago Goldwater ni Carmichael
ni Mac Carthy el bigote de Stalin las sentencias de Lenin
ni siquiera Perón
Los sonetos las rosas los ojitos anegados de lágrimas
las tenues elegías las bellas letras negras de las tapas
el suplemento marrón de los domingos una dama compuesta entre las flores
los ensayos metódicos prolijos eruditos nada tienen que ver no son culpables
Yo he visto a las mejores mentes de mi generación Inclinarse
sobre enormes libracos quebrando la tristeza en una mueca
trepando túneles ocultando celosamente la ternura
No tuvieron tiempo de crecer los arrancaron verdes
y quedaron bailando sobre el aire
detenidos en un pasaje absurdo
desnudos en una pesadilla rodeados de muchachas escépticas
porque saben que aquí no pasa nada
He visto a las mejores mentes de mi generación
tiradas en divanes contando lo que hacían con su sexo y sus manos
y su amor por mamita y su impotencia
He visto filmar sus inquietudes sus angustias orales
que se aplacan tapadas de burbujas
Ah viejo Freud las cosas que repiten en tu nombre
Desde las mesas de los bares del centro han crecido para guardar sus cuentos
sus poemas los recortes donde alguien los nombró con cariño
Los he visto estirar sus bostezos y recordar detrás de los cristales deformados
alguna antigua serie de aventuras
veintecincuenta llamando a jefatura Simón Templar
o una heroica conquista de James Bond
Atados atareados caminando de tanto en tanto aniquilan un sueño
que vuelve traicionero como la imagen de un amor frustrado
Tanques rajando el pavimento el tableteo de las registradoras
y las columnas rojas del libro inventario
donde una vez pensamos hacer saltar el mundo por el aire
Ni siquiera nos jugamos a cara o ceca
nadie se atrevió a arriesgarse con los dados del tiempo
y las mejores mentes de mi generación
hoy gritan por lo bajo a media voz su descontento
Las mejores mentes de mi generación a veces escriben todavía
pero en cada página elaboran el duelo de sus sueños
los proyectos tirados en el tacho destrozados
Sólo las pesadillas tienen tiempo de armarles de nuevo la cabeza
de soplarles el polvo que se junta entre la madrugada y la mañana
Las mejores mentes de mi generación
de vez en cuando protestan frente al televisor
entre aviso y aviso entre whisky y whisky
entre círculo y círculo de humo
Atacan la censura se encuentran en el atrio de los cines
y viven
bajo la mirada avizora de los hijos
los celos de un amor repetido y el fracaso
Varias horas cayeron del olvido en los rincones
y allí entre las pelusas del pasado han quedado unas cuantas lecturas subversivas
los ojos de Guevara sobre un catre de piedra
con los dedos cortados y la conciencia limpia por Florida
Las mejores mentes de mi generación
no cayeron por suerte en el delirio
ni buscan la heroína la luz de la locura o el Infiemo
valientemente abandonaron la poesía
se reúnen los viernes a la noche y aplauden como escolares
se excitan como adolescentes
regresan a sus camas y estos niñitos buenos hacen crujir las sábanas
al menos una vez a la semana
Porque mañana asumirá el nuevo presidente de los argentinos
mientras las mejores mentes de mi generación se apiñan
en trenes suburbanos y saben leer el diario detrás de la noticia
y a la medianoche después de haber comido sufren con los niños de Biafra
tan panzones los pobres
Luego apagan la luz y sueñan con los angelitos
Roncan tienen menos pelo que antes y son más mesurados
ya no leen cada noche la juventud se fue que tanto
de vez en cuando cumplen con el pasado y escriben un poema
La Secretaria de Prensa facilitara las fotos del nuevo presidente
En esta noche aciaga para la Republica
Dios salve a Usted por muchos años (o unos meses al menos)
De mi mayor consideración
Su seguro servidor
Comando Tupamaros
Cuatro maleantes fueron muertos en un extraño suceso
Lamentablemente la policía se vio obligada a reprimir
Nunca dimos tanto los palos se quebraban como paja en las espaldas


Esta mañana las moscas dejaron olvidados en la Plaza de Mayo
junto al taparrabos de Tarzán y el bastón de Carlitos
el carbónico de la Pirámide el reloj del Cabildo
y las escalinatas al pie de la Costanera
donde fui capaz de besarte alguna vez
cuando ese chico tan bien educadito una monada disfrazado de mí
termino para siempre con su vida
tirándola en el fondo de un cajón ahogándola en tu boca
la tarde aquella en que decidí conscientemente
darle mate pastor a los recuerdos
trabajarla de alfil por algún tiempo
meterme transversal entre tus piernas
Porque
Cuando un hombre y una mujer que se han amado se separan
se yergue como una cobra de oro el canto ardiente del orgullo
la errónea maravilla de sus noches de amor
las constelaciones pasionales
los arrebatos de su indómito viaje a través de las piedras sus plegarias y cóleras
y juro que por última vez miré el jardín las plantas de la infancia
los vidrios de colores las paredes rugosas la víbora de goma de todos los veranos
la fuerza de Patoruzú la Chacha Mama las masturbadas chicas de Divito
los vestidos floreados las primeras palabras deletreadas
smash chuik Shazam Capitan Marvel Clark Kent el Rompehuesos
Rogelio y los terrores de Allaghalla
Salgari Sandokan Hermano Yáñez Al abordaje tigres la cruz de las ciudades
el calor de los trópicos las orquídeas enormes Phileas Fogg
el calamar gigante que quiere devorarte amigo Nemo
reunido por la tarde acechando a los magos de la muerte
venciendo a los horrores de la noche persiguiendo a los arcángeles de las pesadillas.











Finalmente,
se sabe que
en las permanentes temporadas del celo nocturno
cuando las aves del sexo preparan sus garfios en la oscuridad
las calles se pueblan de extraños contornos y cualquier mínimo asomo de calor
la brevedad de una pollera una sonrisa el ritmo de unos pasos
pueden transformar la habitual tranquilidad de las conversaciones académicas
y después de triturar los helechos de la corrección
uno busca las orillas de un vestido ajustado para que las manos sientan
que la libertad es un camino a ras de piel
y que el amor es entre otras cosas una interminable secuencia de trivialidades
encaminadas al orgasmo
En esa peripecia en esa navegación corsaria a través de los muslos
uno vuelca en los espejos los pequeños recuerdos las costumbres del ocio
el sol ensañándose en los cuerpos
sabe sin embargo que nada podrá igualar a los feroces temporales de la lengua
a los destrozados puertos que noche a noche se aniquilan transversalmente en una cama
en las proliferaciones del semen en una marca en el cuello
en las condecoraciones de humedad en las paredes
Entonces uno recorre infinitas habitaciones cuentos que repite la memoria
y esa mujer que se muerde los labios se adueña del rostro que jadea en su oído
Nada podrá impedir que un hombre y una mujer se amen
ni las tribulaciones del cansancio ni la vejez de las palabras
ni los frecuentes reproches
Los dos conocen de antemano las fatigas que abruman la piel
los intransitables senderos de las pesadillas
pero como oficiantes de un rito que desafía el rigor de la temperatura
en las tinieblas o en la precisión de una luz calcando mapas
ni el hombre ni la mujer pueden vivir separados
y como conocen sus limitaciones tratan de encontrarse en un silencio
que sólo interrumpen las escasas palabras de un lenguaje incoherente y secreto
A la distancia
aferrado al cordón umbilical un hombre flota en el vacío
mientras una lluvia de meteoros colorea los planos del espacio
.y alrededor de Alfa del Centauro dos manos —de alguna manera hay que llamarlas—repiten sin saberlo que En las permanentes temporadas del celo nocturno
el estrépito del sexo digamos de la vida
constituye la prioridad primera de las células.


Horacio Salas

domingo, 18 de enero de 2009

Sonámbulo

Haber besado a una muchacha
los siguientes versos del poema
que perdiste al cruzar la calle.
El poner pimienta sobre el plato
huevos y garbanzos tirados
en plena madrugada.

A donde vamos
no hace falta la memoria.

Dios no preguntará
qué sabor tenía el beso
ni espera deslumbrarse
con los textos.

El aquí y ahora
prescinde del recuerdo
de la certeza de saber
dónde enterraste
a cada uno de tus muertos.

Marcelo Zamboni

Las lluvias del MetSat - Novela Inédita de Marcelo Zamboni -Finalista Premio Planeta 2005

http://barderlute.blogspot.com

Barder -Novela inédita de Marcelo Zamboni -Finalista premio Planeta 1994 - Finalista Premio Clarin 2001

http://marcelozamboni.blogspot.com/

http://barderlute.blogspot.com

A la vuelta de la esquina, abracadabra: 15


ver/escuchar a Horacio Salas en

http://www.revistalamasmedula.com.ar/

http://www.audiovideotecaba.gov.ar/

domingo, 11 de enero de 2009

Olvidos

Unos pétalos entre las hojas de un libro
un atardecer entre los días que se van
una mujer entre cafés calles esquinas

que tenía que besar entre tantas miradas
que tenía que ser otro cualquiera otro


que todos somos mortales
por lo tanto ya nos fuimos
que todo está escrito y aún escribo
que todo está vivido y aún respiro

Es duro ser hombre entre tanto olvido
con la certeza de no recordar
de no saber cuando
ni siquiera cómo
será el instante
en que todo todo se sepa.

Marcelo Zamboni 1956

La Palabra

Ojala tuviera una palabra
para salvarme

Escribo para encontrarla

Si la tuviera
no escribiría

Marcelo Zamboni 1997

sábado, 3 de enero de 2009

Ignorancia

No sabía que todo pasa
y pasa rápido
Haberlo sabido
habría preguntado por Dios
para interesarlo
en tres razones humanas:
el amor
el miedo
el dolor
No sabía que Dios
cree en otras cosas
lejanas a mi razón.
Haberlo sabido
hubiera vivido
sólo vivido

Marcelo Zamboni 2009

Lo que somos

Somos de tiempo
es lo que tenemos
lo más importante
que damos
Nos damos nosotros
Vamos entregando lo que somos
y nada más.

Marcelo Zamboni 2009

domingo, 21 de diciembre de 2008

15

Pienso que alguna vez te quise
en una casa antigua,
con un patio soleado
y una música extraña en las paredes.
Te evoco lentamente
-casi inmóvil-.
Te sueño bajo los techos altos,
en la crujiente puerta de hierro de la entrada,
recorriendo tu imagen en un daguerrotipo,
con un breve malvón entre las manos.
Curiosamente te recuerdo
en patios que nunca he conocido;
tal vez por eso los balcones cansados
me demoran
cuano atravieso el Sur,
la tarde tristona de San Telmo

Horacio Salas (La soledad en pedazos -1964)

Adiós

Como un aguijón de avispa
la tarde me duele
en los dados
echados para siempre.

Marcelo Zamboni